Mientras que Colombia llora sus muertos caídos como producto de la odiosa y fratricida guerra a la que la han sometido desde hace más de 60 años, y sufre el implacable dolor de la violencia con el luto permanente generado por las heridas abiertas que día a día la desangran sin control y acarician las esperanzas de ponerle punto final a través de los diálogos de paz que se desarrollan en la Habana –Cuba-, por otro lado los flamantes señores de la guerra, (verdaderos responsables de la misma) rabian a enloquecer por el solo hecho de pensar qué será de ellos en una nueva Colombia sin odios antagónicos, sin violencia política ni guerras entre hermanos.

En medio de sus delirios guerrerista y enloquecida carrera criminal y paramilitar, salen al barajuste cargando con desespero contra el proceso de paz, ordenándole a sus huestes e incautos formar de inmediato los nuevos contingentes de resistencia civil, como si se tratara de una verdadera defensa patriótica…Es entonces cuando el propio ex presidente Uribe ordena directamente a los alfiles de su guardia pretoriana, cargar armas y mover cerrojos, apuntando con paranoico nerviosismo contra todo lo que gire al rededor de los diálogos de paz, incluido su propio pupilo, el presidente Juan Manuel Santos, a quien hoy considera traidor y aliado de la Farc-Ep.

Ahora los pájaros le tiran a las escopetas… Porque así como los camaleones cambian de pelambres, estos quieren confundir a los colombianos camuflándose con destellantes e incendiarios discursos de prestidigitadores profesionales, haciendo llamados belicistas, supuestamente para defender la democracia y a Colombia que esta quedando “a merced del terrorismo, como si no fueran ellos mismos los inspiradores y generadores del terrorismo de estado, el paramilitarismo, los falsos positivos, la persecución sistemática a organizaciones sociales, populares y de izquierda, mientras que jamás se pronuncian y por el contrario ocultan o festejan lo ocurrido durante los tres largos años que van de diálogos en la Habana como son las más de 1,690 amenazas, 350 asesinatos, 210 atentados, 135 detenidos y más de 16 desaparecidos, todos dirigentes de izquierda, sin contar los centenares de guerrilleros y guerrilleras torturados, humillados y ultrajados en las cárceles del país como venganza política, o los obstáculos, provocaciones y sabotajes a nuestros abogados y a ONG’s defensoras de DDHH que nos acompañan.

No podemos olvidar que esos que están haciendo llamados a la guerra en nombre de la democracia, dizque para salvar la patria, son los mismos que se han revestido con ultra poderes a la usanza de los emperadores de la vieja era para empotrarse en el poder y desde allí, mandar a reprimir, perseguir o masacrar al pueblo, al punto de llegar a exterminar por completo a organizaciones enteras a sangre y fuego, como lo hicieron con la Unión Patriótica, masacrando a más de 5,000 de sus militantes. Estos son los mismos inspiradores de la cínica teoría de que “el fin justifica los medios”, con la cual llenaron los cementerios de los pueblos con cadáveres N.N, inundaron el país con fosas comunes mientras que los entornos de guarniciones militares, haciendas de ganaderos y hacendados del país, eran dotadas con cementerios clandestinos, lo mismo que en las cárceles, donde las alcantarillas hacían las veces de cementerios.

Nos dice la historia que mientras que esto ocurría ante los ojos del mundo, se valorizaban los más empedernidos y reaccionarios fiscales, jueces y magistrados, al juzgar y condenar con odio y un tanto de venganza, o por encargó de los poderosos a quienes tuvieron la desgracia de caer en sus manos, imponiéndoles las más altas condenas, supuestamente por terroristas, (Léase, víctimas de falsos positivos) mientras condecoraban con todos los honores militares y medallas manchadas de sangre, a coroneles y generales en sus ascensos con la venía de procuradores y organismos de control, cohonestando con la criminalidad dirigida desde palacio, como lo hacían los emperadores conocidos en la historia, al tiempo que activaban la legión de guardia pretoriana en el senado, legislando para auto protegerse los corruptos, parapolíticos y toda clase de predadores, además de buscar la perpetuidad del “redentor de la patria” en el solio presidencial. Pero ahora al sentirse huérfanos del poder y viendo los avances del proceso de paz, y sin poder sacar de la cárcel a más de un centenar de sus ilustres mariscales de campo, entre otros a ministros y senadores “estrella” de su gobierno tan criminales como el propio ex presidente Uribe y su hermano, quien se encuentra en prisión, o como aquellos que huyen en el exterior para no responder en los tribunales por su criminalidad. Tan solo basta para entender la verdadera magnitud del caso, con conocer lo que esta pasando con esa “hermosa” familia presidencial, donde papá he hijos investigados mientras que hermano y amigos están presos.

Ahora bien, cómo no van sufrir ataques de nervios y pánico colectivo el interior de su camarilla pretoriana, si con el fin del conflicto se avanzaría con paso firme en la consolidación de la paz verdadera con justicia social, donde se les acabará para siempre su reinado y festín de corrupción, paramilitarismo y violencia que hasta entonces estaba en completa impunidad. Violencia de la cual los colombianos estamos hastiados por recibir siempre de lo mismo, con la que han multiplicado ese dolor perpetuo junto al odio vengativo entre hermanos promovido antagónicamente con saña desde la para institucionalidad, a través de redes sociales, o los medios de comunicación más reaccionarios que están a su servicio, en abierto desafío al clamor popular de paz, tanto de la comunidad nacional como internacional. Por lo que no podrá ser más cínico ni antipatriótico el llamado a la resistencia “civil ” contra la paz, a la vez que estratégicamente emplazan todas sus armas, (incluido el paramilitarismo) para ir lanza en ristre contra quien este al lado de la paz, poseídos con la posición del poder económico, político y militar del cual tantos sean usufructuado, a costas de la dignidad, los derechos y la vida de los colombianos.

Entonces estamos ante dos conceptos diferentes y una Colombia verdadera que no nos deja dudas, pues la paz que se anhela en ciudades no tiene la misma connotación que la de los campos donde se a dirigido la confrontación militar de la manera más violenta.

Tampoco es la misma que exigen los ganaderos y empresarios que las soñadas por las comunidades de la Guajira, Chocó, la Orinoquía e incluso las que requieren las comunas y barriadas más pobres de las capitales, donde vergonzosamente y sin justificación alguna mueren nuestros niños y niñas de física hambre, y quien logra sobrevivir, vive en la peor miseria humana que sin pudor alguno produce el estado con su clase política, para quienes la vida y los derechos del pueblo no vale nada.

Por lo mismo es que hay que preguntarles a los amos y señores de la guerra, enemigos de la paz y la dignidad del pueblo, cuántos restaurantes escolares se podrían sostener con los más de 18 millones de dólares que vale una sofisticada aeronave de guerra, cuántas universidades o colegios se podrían crear y mantener con lo que se gasta en la creación, dotación y mantenimiento de una división de contra insurgentes o, cuántas miles de vidas no solo de los combatientes sino del pueblo se pudieran salvar si ese presupuesto que es en millones de dólares no fuera empleado para la guerra si no para la salud pública, en hospitales para la paz. Cómo entender y aceptar que es mejor la guerra que la paz, como lo plantea la corte uribista y sus amigos…De cual paz, democracia o humanidad es que están hablando los neo emperadores criollos, si su razón de ser es la guerra y la violencia contra los desvalidos y desposeídos del país. Qué paz es esa? Paz para quién?

Desde nuestra óptica revolucionaria, los luchadores por la paz con justicia social, por principios somos defensores de la vida, tenemos sensibilidad y calor humano y social. Profesamos un profundo amor y respeto, no sólo por la humanidad sino por nuestra querida Colombia Bolivariana. Contrario a quienes aman la guerra y viven de ella, por que sus almas y corazones están enfermos de odio vengativo y criminal, poseídos de sectarismos y antagónicos rencores alimentados por la voracidad, la intransigencia y el desprecio por la sociedad con lo que alimenta los egos del poder.

Quien promueve la guerra contra su pueblo y vive de ella no se podrá llamar patriota, porque su verdadero sentir es criminal y antisocial. Más bien es un despreciable cobarde y apátrida. Por lo que es tarea de todos denunciarlos, desenmascararlos y salir en defensa del proceso de paz, como única salida posible que garantice poner fin a más de medio siglo de terror y de sacrificio de miles de vidas de inocentes e injustificadamente. La batalla de todos los días para los colombianos deberá ser por el sagrado derecho de vivir dignamente en paz con la sociedad, la biodiversidad y la naturaleza, sin odios ni rencores de clase que generen venganzas políticas que conduzcan nuevamente a la violencia. Tan solo así podemos alcanzar esa paz que ha sido tan esquiva para Colombia, cerrando la página de violencia que históricamente todos conocemos y sufrimos como víctimas al ser sometidos a vivir desesperadamente una lenta y tortuosa agonía, llena de dolor desgracia y miseria, esa misma a la cual se aferran quienes se niegan a dejar la violencia, por que la paz para ellos, no es tan rentable como la guerra.

En todo el país se esta encendiendo la llama de la inspiración por la paz en el corazón de los colombianos, así no habrá asesino, terrorista ni uribista que la resista, por que llueva truene o relampaguee, seguiremos incansablemente en la lucha por brindarle la mayor suma de felicidad posible que le ha sido negada al pueblo humilde y trabajador, perseguidos y violentados del país. Inspiración de paz de las mayorías que poco a poco irán transformando el rugir de las máquinas de guerra, en cantos por la paz de la nueva Colombia, por que el futuro de Colombia se hará respetar diciéndole no más mercaderes de la muerte, promeseros de mentiras ni vendedores de ilusiones.

Nunca jamás permitiremos que con infundados temores y alucinantes discursos, sigan engañando y estafando la voluntad popular…

!VIVA COLOMBIA EN PAZ LIBRE Y SOBERANA!

Desde nuestro rinconcito rebelde en el que hemos convertido los calabozos y pabellones de las cárceles en Colombia.

Tulio Murillo Ávila.

Prisionero Político FARC- EP.

Cúcuta mayo de 2016

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